Cata de cervezas diabólicas en Ocaña

Cómo decía la pareja más celebre de galos de la historia, el cielo estaba a punto de caerse sobre nuestras cabezas, la tarde del viernes 18 de Noviembre, cuando nos disponíamos a partir para Ocaña para degustar las cervezas que nos tenía preparadas Ernesto y Ana de Yria, en el Dolce Vita de Ocaña. La oscuridad se cernió sobre nosotros y la lluvia no dejó de caer copiosamente, pero con paso firme no dudamos y seguimos adelante con el convencimiento de que el esfuerzo iba a merecer la pena, y lo cierto es que pasamos una tarde muy agradable que nos hizo dejar a un lado las dificultades presentadas por los elementos durante nuestra travesía.

El ambiente era el adecuado para las cervezas que íbamos a degustar, ya que se trataba de una cata de cervezas denominadas diabólicas, y que estaba pensada para la noche de Halloween, pero que por cuestiones de logística hubo que posponer hasta la tarde del pasado viernes. La ambientación desde luego era la óptima: tarde-noche profundamente oscura y con lluvia cerrada. Todo invitaba a disfrutar de un cálido rato entre amigos tomando cervezas y hablando sobre ellas.
Centrándonos en materia, el tema de las cervezas diabólicas es algo que interesa a muchos aficionados cerveceros. Este grupo de cervezas se denominan así por los nombres que reciben, en contraposición a las cervezas de nombres y orígenes monásticos tan habituales en Bélgica, el país origen de la mayoría de este tipo de cervezas. A muchos os sonarán nombres de cervezas como St. Bernardus, St. Paul, St. Benoit, St. Feullien, St. Augustijn, etc. que utilizan el nombre de Santos y que son tan comunes entre las cervezas de abadía belgas. Y como reflejo de la lucha entre el bien y el mal, que se da en la vida real, los cerveceros belgas y algunos franceses del norte del país, quisieron crear otras cervezas cuyos nombres reflejen un lado más pícaro y malicioso como contrapunto a las cervezas de abadía como por ejemplo: La Satan, la Lucifer, la Duvel, la Judas, la Belzebuth, etc.
Las cervezas diabólicas no constituyen un estilo en sí mismo como tal, aunque otra característica común a todas ellas aparte de sus nombres, es el de su alta concentración alcohólica, por encima de los 8º, lo cual las hace algo peligrosas. Un claro ejemplo de esto lo proporciona la Duvel, la cual comenzó teniendo otro nombre, la Victory Ale, y terminó recibiendo el nombre de Duvel que significa diablo en flamenco antiguo, precisamente por que se decía que era como un diablo, por su alta graduación.


Las cervezas elegidas por Ana y Ernesto para la cata en cuestión fueron cuatro. Aunque puedan parecer no demasiadas cervezas, si tenemos en cuenta su fuerte carácter y elevado alcocohol, suponen el número justo para no terminar bastante perjudicados. Las seleccionadas fueron por orden:
- La Hoegaarden Fruto Prohíbido que ya había tomado en alguna ocasión.
- La Satán Red.
- La Lucifer
- Y la Duivel, que no hay que confundir con la célebre Duvel.
Estas tres últimas no las había probado anteriormente. Para culturizarnos a los presentes y meternos en materia Ernesto y Ana prepararon unas hojas con información muy interesante acerca de las cervezas que íbamos a probar y que han servido de apoyo para la confección de la presente entrada. 
Aparte de estas cuatro cervezas, en la lista había alguna más pero que fueron descartadas por Ana y Ernesto por considerarlas demasiado alicoradas, auténticas bombas de alcohol, y sin demasiado interés degustativo. Entre estas se encontraban la Biere du Demon y la Belzebuth, ambas de origen francés.


La Biere du Demon recibe el título honorífico según pone en su curiosa etiqueta de ser la cerveza más fuerte del mundo con 12º, por lo que ya sabemos que no es la más alcohólica, superada por la Samichlaus y por las bombas que hacen los chicos de Brewdog entre otras cervezas. La Biere du Demon es elaborada por la cervecera Brasseurs-Gayant, fundada en 1919. Se trata de una cerveza de baja fermentación un tanto particular, con mucha malta, de color dorado y escasa espuma, y tal como comentaron Ernesto y Ana de un sabor predominantemente alcohólico que no resulta muy agradable.


La otra descartada, la Belzebuth, es también una cerveza proveniente de nuestro país vecino, fabricada por la cervecera Jeanne d'Arc, fundada a finales del siglo XIX, siendo la más antigua de la zona norte de Francia, en las proximidades de la ciudad de Lille. Al igual que sucedía con la Bierde du Demon, la Belzebuth también fue considerada como la más fuerte del mundo, gracias a sus 15º que tenía en el momento en el que fue lanzada al mercado, pero que posteriormente se quedaron en "sólo" 13º. Al igual que sucedía con su compatriota, la base de su elaboración es la malta. Es una cerveza de color cobrizo, de escasa espuma, refermentada y con fuerte carácter alicorado, estando más cerca de una bebida espirituosa o un licor.
Tras hacernos un preámbulo en el que nos dieron toda esta información acerca de estas dos diablesas descartadas, pasamos a probar la primera cerveza que integraba la cata: 


La Hoegaarden Fruto Prohibido, una vieja conocida. Se trata de una cerveza de trigo de alta fermentación obra del insigne maestro ya desaparecido Pierre Cellis, el padre del renacimiento de la witbier belga. De color oscuro, opaca, con una capa de espuma que desaparece con rapidez, y un nivel ajustado de carbonatación, es una cerveza compleja en aromas, donde destacan el trigo, un toque afrutado, las especias, y notas avainilladas,.Tiene un gusto predominante a pan, con matices de frutos oscuros, chocolate y café, con un punto ácido, siendo en conjunto una cerveza de textura cremosa y de paso muy agradable por boca. Empezamos bien, la verdad. La tarde prometía, por que venía lo mejor, las que aún no había probado.


Posteriormente pasamos a la Satan Red, una de las mejores representantes del grupo a nivel internacional, pudiendo encontrarse en multitud de cervecerías de importación. Esta cerveza es elaborada por la cervecera De Block, ubicada en los alrededores de Bruselas, que también produce la Satan Gold, la alternativa rubia a la Red de tono más oscuro. Fundada en 1887, es una cervecera que se ha mantenido prácticamente inalterable durante décadas, conservando los tradicionales procedimientos de elaboración, como por ejemplo la cocción con carbón a fuego vivo, y que aún continúa siendo uno de los métodos utilizados en algunas zonas de Bélgica y del norte de Francia, a pesar de las dificultades que entraña esta técnica tan particular. La Satan Red se trata de una cerveza de alta fermentación con 8º de alcohol, y elaborada con malta tostada. De tono ámbar cercano al rojo cobrizo, es una cerveza de potente sabor, cuerpo medio-alto, y ligera carbonatación. Con un aroma afrutado (uvas?) y especiado (clavo?), donde se aprecia la levadura y un sabor donde predomina la malta tostada y el gusto dulce con matices de frutas, caramelo y azúcar moreno, y un regusto con un punto de amargor, se trata de una cerveza que termina pareciéndonos suave a pesar de lo contundente que realmente es, gracias a que el alcohol se encuentra muy bien controlado, sin estridencias.


En tercer lugar tomamos la Lucifer, para mi gusto, y para la mayoría de los presentes la peor de las cuatro. Elaborada por el grupo cervecero Riva, fundada en 1880, el mismo al que pertenece la cervecera Het Anker, la cual se encarga de elaborar las Gouden Carolus, de las que hablaré un día en el blog. Se trataba de una golden ale de color dorado pálido, con elevado nivel de carbónico y mucha espuma nívea, que a pesar de la alta graduación permanecía durante largo rato en gran parte sustentada por la acentuada carbonatación, que en este caso resta sabor adormeciendo las papilas gustativas, y creando una sensación de picor un tanto desagradable, acentuada por especias como el clavo. Aromáticamente afrutada y especiada,  de gusto ácido y con un regusto seco, muchos cerveceros la consideran una imitación no muy lograda de la Duvel, sin llegar a su nivel y una vez probada lo cierto es que es precisamente la descripción más acertada. A mitad de copa, los primero síntomas del alcohol empezaban a hacer acto de presencia, ya que teníamos el estómago vacío, y no sólo habíamos tomado las dos copas anteriores, sino que además para calentar motores antes de la cata, ya habíamos comenzado tomando una Yria Oscura en mi caso, y una Yria Prima los demás. Así que para acompañar el resto de la cata, elegimos uno de los fantásticos molletes o redonditos que tienen en el local para poder empapar las cervezas.


Para finalizar tomamos una Duivel, la más interesante de todas, una auténtica desconocida para mi, y que fue elegida en mi opinión, a la perfección por Ernesto y Ana para rematar la cata. Elaborada por la cervecera Boon de Halle fundada en 1860 en la región de Brabante, que también se encarga de elaborar Kriek, y otras variedades de cervezas lámbicas, como una gueuze y una faro entre otras, como especialidad principal de la fábrica. No hay que confundirla con la Duvel, por similitud fonética. Por este motivo ha mantenido varios litigios con la cervecera Mortgaat. En el caso de la Duivel se trata también de una strong ale belga con 8º de alcohol, pero de color sensiblemente más óscuro, un tono ámbar intenso, turbia, con una espuma de duración media corta. Nos pareció una de las mejores de la noche, quizás junto con la primera de todas, la Fruto Prohíbido. Predominantemente dulce, aparece fundamentalmente el sabor a malta como en la mayoría de las cervezas del estilo, con matices de caramelo, pasas, algo de chocolate,  pero con escasa aportación de los lúpulos, que aparecen únicamente en un regusto ligeramente amargo. Lo mejor de esta cerveza es lo bien integrado que tiene el alcohol en el gusto, de forma que apenas se aprecia ardor alguno al final del trago.

Y con esta cerveza tras varias horas de animada conversación terminamos la velada rematando con una cerveza más que llevarnos al gaznate. El problema era encontrar algo que pudiese encajar tras semejante periplo a través de cervezas tan potentes en sabor como en alcohol. La elegida en mi caso fue una Domus Aúrea, la IPA de la cervecera artesana de la que ya os he hablado en alguna ocasión, y que ha ido de menos a más en cada oportunidad que he tenido para beberla. 
Y así concluyó un evento más organizado por Ernesto y Ana, habiendo logrado que disfrutáramos de una tarde muy agradable, casi como en familia, y queriendo repetir para la siguiente.

Comentarios

  1. Qué envidia de eventos!!! Ya podríais acercaros por Valencia y montar alguna cosilla similar, aunque sea algo aislado!!Jeje!

    La Duivel no la conocía y después de leerte me han entrado ganas de probarla.

    En cuanto a Domus Aurea, inconmensurable. Cada vez que la pruebo me gusta más.

    Saludos!

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  2. Joer que envidia!

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  3. La satan y la lucifer me gustaron bastante

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